SIMULACROS EMOCIONALES
SIMULACROS EMOCIONALES
¿Sabías que montar en
bicicleta es una actividad que es casi imposible de olvidar?
¿Sabías que es más
fácil olvidar los recuerdos desagradables y dolorosos?
¿Sabes cuantas
personas murieron en el terremoto de
Septiembre de 2017 en México?
Y
¿Cuántas se salvaron?
Voy a conectar estas preguntas y
sus respectivas respuestas en el desarrollo de este artículo, en donde hablaré sobre
la memoria y algunos tipos de memoria, el poder de la repetición, las emociones,
la curva del olvido y los simulacros de evacuación que practicamos en nuestras
oficinas:
El pasado 19 de septiembre de
2017 se produjo en México, en la ciudad de Puebla a la 1:14 pm, un sismo que
tuvo una magnitud de 7.1, cuyo epicentro se localizó 12 km al sureste de
Axochiapan (Morelos), según el informe especial preliminar del Servicio
Sismológico Nacional de México.
La cifra oficial dejo más de 369
muertos y cuantiosos daños en los estados del centro del país, principalmente
en la Ciudad de México, debido a la densidad de población y a la estructura
compleja del subsuelo que amplifica las ondas sísmicas.
La prensa destacó profusamente la
coincidencia en la fecha de este sismo con la del terremoto ocurrido en 1985,
el que también sucedió un 19 de septiembre y en el que murieron más de 10.000
personas.
Lo que llama poderosamente la
atención es lo que ha quedado en la “memoria de largo plazo” de los mexicanos y
de los organismos de emergencias y lo que han aprendido a lo largo de estas más
de tres décadas; por ejemplo, suele ser habitual que cada 19 de septiembre se
realice un simulacro de evacuación en Ciudad de México, precisamente el último
sismo se dio dos horas después del ensayo de evacuación de este año y esto
probablemente hizo una gran diferencia en la cantidad de vidas que se salvaron
este día, pues tenían en su “memoria de corto plazo” las rutas de evacuación y
las actividades vitales para sobrevivir.
Por primera vez desde la
instalación de la alerta sísmica en la ciudad, ésta no sonó momentos antes para
prevenir a la población y realizar evacuaciones. La alerta se activó hasta
pasados once segundos de iniciado el sismo justo cuando las ondas alcanzaron la
Ciudad de México lo que no permitió una evacuación completa.
Aunque la alerta no funcionó como
se esperaba y la cifra de pérdidas humanas no deja de ser una tragedia total,
tampoco se puede desconocer que el aprendizaje y la repetición de las
actividades y los procesos durante todos estos años, hacen que el impacto de
este tipo de fenómenos naturales sea mucho menor que si no existieran.
Justo por lo que he mencionado en
los párrafos anteriores es que se hace muy importante entender cómo funciona la
memoria, los tipos de memoria y la curva del olvido.
La memoria y sus diferentes tipos:
Lo primero que debemos entender
es que la memoria es una de las funciones más importantes de nuestro cerebro;
es ocasionada por la conexión sináptica entre neuronas y se define como la
capacidad para almacenar información y recordarla, bien sea de manera
voluntaria o involuntaria. Lo segundo es que la supervivencia de cada individuo
depende de la capacidad de la memoria para recordar, pues, para estar seguro un
individuo debe recordar: quién es, quiénes son los otros, las experiencias
pasadas, lo qué es peligroso y lo qué es seguro, entre otras cosas.
Existen tres tipos de memoria: la
sensorial, que tiene que ver con lo que percibimos con nuestros sentidos, dura
entre 200 y 300 milisegundos e inmediatamente desaparece o se transmite a la
memoria de corto plazo, esta segunda memoria también es llamada memoria
operativa o de trabajo y puede retener entre 5 y 9 temas en el cerebro,
dependiendo de nuestros intereses, necesidades o motivos emocionales, la
información se almacenará permanentemente en la memoria de largo plazo, lo
demás probablemente se olvidará pues no será relevante para nuestro cerebro.
Dentro de la memoria de largo
plazo también existen varias categorías, sin embargo quiero hacer énfasis en la
“memoria procedimental”, que es la que nos permite almacenar el conocimiento de
las habilidades motoras y de los procedimientos realizados en el entorno. Nos
muestra recuerdos que hemos almacenado mediante la práctica; por ejemplo: como peinarnos, cómo escribir, como
manejar un automóvil o precisamente como montar en bicicleta.
Así dejemos de montar en
bicicleta durante años, nunca olvidamos como se hace, y es muy fácil retomar el
equilibrio en unos pocos intentos, esto se debe a que durante el proceso de
aprendizaje, en nuestra niñez, sucedieron varias cosas en nuestro cerebro, como
por ejemplo:
- El reto y la motivación de poder montar solos.
- La sensación de independencia.
- La sensación de velocidad.
- El miedo de caerse y lastimarse.
Actividades o sensaciones como
las tres primeras generan un incremento de la actividad neuronal y estimulan la
generación de endorfinas y dopamina, sustancias que ayudan a que las personas
se sientan felices y sean capaces de aumentar su capacidad de retención; y
emociones como la última activa mecanismos de supervivencia en el cerebro que
permiten desarrollar mayor confianza en el proceso de aprendizaje y hacen que el
valor que se da al “premio” de pedalear en equilibrio sea superior al valor que
se da al “dolor” de caerse.
La relación entre lo sucedido en
México, los tipos de memoria y el proceso de aprender a montar en bicicleta se
va haciendo más evidente; por una parte la memoria de corto plazo de las
personas que participaron en el simulacro de ese día, probablemente les
facilito su evacuación y su actuar, y por otra parte la memoria de largo plazo
de las personas y de los organismos de emergencias les facilito tener los
procesos claros para atender adecuadamente esa tragedia durante los momentos
posteriores al sismo.
Pero, si el sismo no hubiese sido
justo dos horas después del simulacro, ¿la reacción de los organismos de
emergencia y el impacto en vidas humanas hubiesen sido los mismos?, en cuanto a
los organismos de emergencia probablemente sí, en cuanto a las victimas
probablemente no; para entender esta respuesta es necesario entender la curva
del olvido y la importancia de la repetición.
La curva del olvido:
El nombre de Hermann Ebbinghaus
es muy conocido dentro del mundo de la psicología debido a su amplia
importancia en el estudio de la memoria. Este famoso psicólogo alemán
contribuyó en gran medida a esclarecer y estudiar los distintos procesos
implicados en la retención de la información, así como en la pérdida u olvido
de ésta. Los resultados de sus experimentos y su análisis en la curva del
olvido indican que tras el momento de la adquisición de la información, el
nivel de material memorizado bajaba drásticamente en los primeros momentos,
pudiendo desvanecerse de la consciencia más de la mitad del material aprendido
a lo largo del primer día. Después de esto el material sigue desvaneciéndose,
pero la cantidad de información que se olvida en un tiempo determinado va
disminuyendo hasta llegar a un punto, aproximadamente a partir de la semana del
aprendizaje, en que no se produce mayor pérdida.
Algunos aspectos destacables que
se dejan ver a partir de la curva del olvido es que, en todo momento, es
necesario menos tiempo para reaprender un material que para aprenderlo desde
cero, incluso en los fragmentos que se han desvanecido de la memoria. De este
modo, este junto a otras investigaciones de diversos autores ayudan a hacer ver
que en el proceso de olvido la información no se desvanece de la mente, sino
que pasa a un nivel inconsciente que permite su recuperación mediante el repaso
y la repetición.
Seguramente la constante practica
de los protocolos de seguridad, evacuación y rescate hacen que los miembros de
los equipos de emergencia tengan mayor capacidad de acción y de reacción que
las víctimas, pues ellos viven almacenando y actualizando información de manera
constante en sus memorias de largo plazo, incluso deben tener reacciones
inconscientes y muy rápidas ante el peligro; sin embargo no sucede lo mismo con
las personas del común, pues aunque participamos en los simulacros, solamente
se está estimulando nuestra memoria de corto plazo y mucha información relevante
para el proceso está siendo olvidada con el tiempo porque no es relevante para
nuestro cerebro.
En el caso de nuestros hermanos
mexicanos, lo que me parece más importante para tener en cuenta, y que
relaciona todas las partes de este artículo, es que todas las personas que
vivieron en carne propia esos momentos de tragedia, seguramente estarán mejor
preparados y actuaran de una manera más precisa que las personas de otras
ciudades y países que no hemos vivido situaciones similares, pues ellos han aprendido a través de la “estimulación”
integral de su cerebro, sus sentidos y las vivencias, tanto dolorosas como
milagrosas, de ambos sismos, es decir que su vivencia ha sido 100% emocional.
¿Simulacros Emocionales?
Con base en lo expuesto anteriormente,
se concluye que se podría lograr un mayor impacto en los simulacros de
evacuación y atención de emergencias si se incorporan estímulos sensoriales y
emocionales en el proceso de diseño de los mismos.
Al estimular de manera diferente
el cerebro de las personas que participamos en los simulacros, podríamos lograr
que la información se almacene directa y permanentemente en la memoria de largo
plazo y lograríamos que estos ejercicios aumentaran su impacto en el
aprendizaje de las personas en el corto plazo, incluso se podría lograr mayor y
mejor participación de las personas, que muchas veces no se comprometen con
este tipo de actividades pues no encuentran la relevancia para sus vidas.
Dentro de los códigos de estimulación
para el cerebro se deberían utilizar diferentes mezclas con características
sensoriales tales como lo visual, lo acústico y lo semántico, a través de imágenes,
sonidos o experiencias y otras mezclas con emociones como la alegría, la
tristeza, el amor, el odio y el miedo.
Incluir a profesionales como
Psicólogos, Sociólogos, NeuroCoaches o Antropólogos, podría ser una innovación
muy interesante dentro de los procesos de diseño de los simulacros de emergencias,
de forma tal que se puedan lograr acciones que no se olviden y reacciones que
sean prácticamente automáticas por parte de las personas ante las emergencias,
¡como montar en bicicleta!
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#CorazónDeMente.
ALEXANDER VILLA
International MBA - Economista
Especialista en Gerencia y Liderazgo
Entrenador DeMente – NeuroCoach Profesional certificado por
el Institute of Neurocoaching
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