LA HISTORIA DE COMO DAVID AFECTÓ SU SALUD A TRAVÉS DE SUS PENSAMIENTOS
LA HISTORIA DE COMO DAVID AFECTÓ SU
SALUD
A TRAVÉS DE SUS PENSAMIENTOS
Cada pensamiento que concentremos en cada situación de nuestra vida
produce emociones que pueden convertirse en síntomas, desencadenando
enfermedades de todo tipo y suministrando medicamentos en nuestro organismo de
manera innecesaria o permitiendo que pueden generar otros daños en otros
órganos sanos.
Escuchando nuestro cuerpo podríamos entender que produjo el daño y podríamos
sanarlo desde nuestro interior siendo conscientes de nuestras emociones y
cambiando los pensamientos que las producen.
Veamos este concepto con un
ejemplo que pueda contextualizar el punto que quiero dar a conocer:
Pensemos en una persona, a la que llamaremos David, que se levanta en la
mañana acelerado porque su alarma no lo despertó, rápidamente se ducha, se
viste y no toma su acostumbrado desayuno, jugo o café matutino.
Toma un auto y se dirige acelerado, con sus pensamientos a millón, y
concentrado en las consecuencias que le traerá llegar tarde a su oficina,
culpándose por permitirse a si mismo los cinco minutos más o el no haber prestado
atención la noche anterior a su alarma y asegurarse que despertaría. Se imagina
a su jefe llamándole la atención, piensa en las otras veces que ha llegado
tarde, entre otros de pensamientos sin control, todos negativos entorno a la
misma situación.
Mientras esto sucede en su cabeza más adelante descubre que el trafico
esta imposible y que el tiempo de retraso va en aumento y que ya no tiene
control de la situación, empieza a pitar y a gritar descontroladamente,
lanzando un sinnúmero de palabras al resto de la humanidad que finalmente se
encuentra en la misma situación y que no cambiara en nada, solo queda esperar a
que el trafico fluya conforme pasa el tiempo.
Finalmente David llega a su destino y como era de esperarse su jefe le
llama la atención y le solicita un informe que el día anterior no término y
debía entregar a primera hora. David angustiado se dirige a su oficina termina
rápidamente y sin digerir toda las situaciones que hasta el momento había
vivido se dirige a su reunión donde su informe es criticado en varios puntos.
Al medio día toma su almuerzo y su tarde pasa sin novedad, regresa a su
casa a las 5:30 p.m., después de estar nuevamente en un tráfico pesado enciende
su televisor en una serie policíaca donde investigan crímenes sin resolver,
toma su comida frente el televisor y un par de horas más tarde, antes de ir a
dormir, siente un terrible dolor de cabeza el cual es asociado de inmediato al
terrible trafico de la ciudad y al estrés que le produce conducir en esas
condiciones; rápidamente va a su botiquín y toma un analgésico y se va a la
cama, se toma unos minutos para repasar su día y en cada recuerdo se dice a si
mismo que fue un desastre hasta que finalmente se duerme.
Al día siguiente despierta a tiempo pero su dolor de cabeza persiste,
después de ducharse y vestirse toma su desayuno y toma otro analgésico, el cual
durante el día surte efecto y el dolor desaparece.
David después de los resultados de la reunión del día anterior debe
hacer unos ajustes a su informe y procede a realizarlos y mientras lo hace
piensa recurrentemente en las situaciones del día anterior y los demás antes de
ese día que llevaron a cometer fallas en su proceso. Esto sucede recurrentemente
por los siguientes días mientras se ajusta a las nuevas operaciones de su
proceso sugeridos en aquella reunión.
Luego de cuatro días y después de su almuerzo David siente una terrible
acidez y un malestar estomacal fuerte, el cual asocia a su última comida y es tan
intenso que decide acudir a su médico y este le formula un anti-ácido que le
quita dicho malestar con prontitud. Mientras tanto seguía permitiéndose sus cinco
minutos más en la mañana lo cual provocaba alteraciones en su
alimentación, emociones y pensamientos.
Ahora analizaremos los eventos que llevaron a que David experimentara
estos síntomas. Lejos de una crisis de migraña y una acidez por alimentos o
gastritis David experimento una avalancha de emociones que no hizo consiente y
cuando el síntoma apareció lo durmió, atendiendo única y exclusivamente el
órgano afectado para eliminar la incomodidad y el dolor físico.
La primera mañana cuando David se levanta tarde y acelerado toma una
ducha; no le permitió a su cuerpo despertar en forma adecuada, luego en su afán
no toma desayuno o lo que su organismo está acostumbrado a recibir en una hora
determinada de la mañana, sumado el sin numero de pensamientos que tuvo camino
a su trabajo que se tradujo en varias emociones como impotencia, angustia,
rabia, ira, dolor, decepción, entre otras.
Después del llamado de atención de su jefe y las demás situaciones
incrementaron la intensidad de estas emociones y generando tal vez otras, sin
que David las hiciera consientes, al regresar en la noche y vivir nuevamente un
tráfico pesado y alimentar su mente con imágenes de violencia en la televisión,
genero otras emociones inconscientes que lo llevaron finalmente a tener el
primer síntoma donde su cuerpo lo llamaba a la calma y le pedía serenarse para
que descansara.
Esta invitación de su cuerpo le sugería aclarar su mente y parar con dichos pensamientos.
¡Así nos habla nuestro cuerpo!, nos llama la atención a través de dolor
o una incomodidad y nos invita a racionalizar los que tengamos en el día; nuestro
cuerpo no solo se alimenta con comida, nuestros pensamientos, emociones y
sentimientos hacen parte del alimento necesario para que funcione
perfectamente.
Los días siguientes David siguió alimentando de forma recurrente esas
emociones a través de sus pensamientos negativos frente a su nueva situación
laboral llevando a su cuerpo a llamarlo nuevamente y esta vez lo hizo a través
de su estomago pidiéndole que sacara de si su rabia y su inconformismo, pero
David nuevamente con el antiácido lo callo sin prestarle atención.
Así empiezan las enfermedades en nuestra vida, nuestro cuerpo todo el
tiempo nos indica que debemos detenernos, escucharlo y racionalizar nuestras
acciones y pensamientos, haciéndonos consientes del momento en donde se
originan para que los cambiemos por pensamientos y acciones más positivas, permitiendo
proteger lo más preciado que tenemos a cargo: nuestro propio cuerpo, nuestro vehículo
en el mundo.
Prolongaremos nuestra vida de forma sana y libre de enfermedad si liberamos
nuestra mente y nuestro cuerpo de pensamientos y emociones negativas; no digo
que no las sintamos, te pido que las racionalices y las cambies en el momento y
en el caso de que no nos demos cuenta y el síntoma inmediblemente aparezca, hagamos
un alto y revisemos todo el proceso y las causas que nos llevaron al dolor o la
incomodidad.
No permitamos que los síntomas se conviertan en enfermedades, regálate
la oportunidad de conocer tu cuerpo, sus reacciones y el lenguaje con el que te
pide que lo escuches para ser sanado.
ALEJANDRA
GONZALEZ HERRERA
NeuroCoach
Profesional
Especialista
en Gestión Emocional del dolor
Contadora
Pública
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